Estas pequeñas obras, están realizadas en su totalidad, con elementos aportados por la Naturaleza, tal como en ella se presentan.
Las bases son, en su mayor parte, trozos de Lumaquela, roca de sedimentación conformada por la compactación de restos de caparazones de moluscos con sílice. Con una edad que ronda los 100.000 años, le aportan a las obras, su costado geológico.
La Paleontología está representada, por fragmentos de huesos fósiles pertenecientes a animales de la megafauna sudamericana.
Su valor paleontológico es relativo dado que son en su totalidad, rodados por el mar. Sus edades oscilan entre 10.000 y 12 millones de años.
Maderas carcomidas y trozos de hierro fuertemente oxidados, pertenecientes a viejos barcos naufragados en nuestras costas atlánticas entre los siglos XVII y XX, rozan la Arqueología.
El costado biológico es aportado, por huesos diversos de Otáridos (Lobos y Leones marinos), de aves y de peces y por caparazones de moluscos de bellas formas y colores.
Todos estos elementos son utilizados sin pulir, desbastar ni mutilar, respetando siempre, la acción de la Naturaleza y el tiempo.
Por eso, por encima del valor que puedan o no tener estas obras con piezas únicas que son, poseen un enorme valor didáctico y testimonial, porque están realizadas mediante el ensamblaje de elementos inalterados de la Fauna, Flora, Geollogía, Biología, Paleontología y Arqueología del Uruguay más auténtico.